En Navidad cada mañana del 6 de enero los niños se vuelven locos con los regalos que les han traído los Reyes Magos de Oriente. Como no es de extrañar, Melchor, Gaspar y Baltasar se han convertido en unos de los personajes más queridos para ellos, pero como varias teorías se atreven a confirmar, parece ser que en vez de tres, en realidad fueron cuatro Reyes Magos. Existen numerosas historias que explican el origen de estos seres y aunque la tradición y los textos bíblicos solo reconocen a Melchor, Gaspar y Baltasar, también hay muchas otras historias que hablan de Artabán, el cuarto Rey Mago.
La historia oficial de los Reyes Magos de Oriente
En la Biblia se define a los Reyes Magos de Oriente como magos y no como reyes y en ningún momento se da a conocer su nombre. Lo único que se menciona es que estos fueron tres hombres que siguieron el curso que les marcaba la Estrella de Oriente hasta llegar al Mesías, es decir, a Jesús, que había de nacer en Belén de Judá tal y como aparecía en las Escrituras. Cuando guiados por dicha estrella estos magos encontraron a Jesús recién nacido, le ofrecieron oro, incienso y mirra, pero nada más se sabe de ellos.
Sin embargo, son muchos los que dudan de la veracidad de esta historia, ya no solo por la carga religiosa que contiene y por la época en la que supuestamente ocurrió, sino porque las otras referencias que se tiene de los Reyes Magos solo aparecen en los evangelios apócrifos, es decir, aquellos que la religión católica no ha reconocido como oficiales. Es precisamente gracias a ellos que conocemos sus nombres. No obstante, en estos evangelios apócrifos tampoco se hace ningún tipo de mención al misterioso Artabán.
La historia alternativa del origen de los Reyes Magos
El origen de estas tres importantes figuras ha sido el núcleo de muchas investigaciones en campos de todo tipo, especialmente en los históricos y teológicos. Por ejemplo, el astrónomo Mark Kidger ha contado para la revista Astronomía que, según sus estudios, los Reyes Magos en realidad fueron sacerdotes que lo que hicieron fue analizar el cielo y seguir sus señales. De esta manera recorrieron cerca de 1.300 kilómetros hasta Belén desde el Mar Caspio, guiados por una estrella que les llevó hasta el rey Herodes en Jerusalén, pero que desapareció y días después volvió a resurgir para conducirles finalmente hasta el nacimiento de Jesús.
Este astrónomo incluye la figura de Artabán en el relato de los hechos y es que según cuenta la leyenda, el cuarto Rey Mago se perdió por el camino a Belén porque prefirió irse parando en el camino para ofrecer su ayuda a los necesitados que se iba encontrando a su paso. De esta manera Artabán perdió el rumbo que marcaba la estrella y no pudo llegar al ofrecimiento al Mesías. Kidger conexiona esto con un suceso astral y es que Artabán no pudo seguir a sus compañeros porque en aquel momento la Luna se alineó con la susodicha estrella, tapando su luz. No obstante, según los cálculos del científico, el nacimiento de Jesús tuvo que darse en el mes de marzo del año 5 a.C. para que todo cuadrase.
La historia de Artabán, el cuarto Rey Mago
Según cuenta la leyenda, los Melchor, Gaspar, Baltasar y Artabán habían planificado reunirse en una ciudad desde la que comenzar juntos su ruta siguiendo a la estrella, pero Artabán nunca llegó. Este personaje pensaba ofrecerle a Jesús multitud de joyas preciosas, pero de camino al punto de quedada se encontró a un anciano enfermo al que decidió auxiliar. Así pues, se retrasó y no llegó a tiempo de reunirse con el resto de reyes, pero él continuó en solitario hasta el portal de Belén. No obstante, una vez allí no encontró a nadie porque María y José ya habían comenzado su huida junto con el niño para escapar de la matanza ordenada por el rey Herodes.
Artabán se pasó el resto de su vida buscando a Jesús para poder adorarle, tal y como se había prometido, pero también se dedicó a ayudar a los más pobres. De esta manera, el tiempo pasó y años después acudió a presenciar la crucifixión de un hombre que decía ser el Mesías, pero usó su piedra preciosa más valiosa para liberar a una joven esclava. Después de su buen acto se produjo un terremoto que hizo que una piedra caída de un templo le golpeara en la cabeza y le quitara la vida y según la leyenda, lo último que hizo fue pedir perdón por no haber cumplido su promesa.
Aunque existen más versiones de esta historia, todas coinciden en el final y es que, antes de morir, Artabán escuchó una voz, la voz de Jesús, la cual le agradecía su buen hacer durante toda su vida. Este hecho fue lo que hizo al misterioso y desconocido Rey Mago morir en paz. Pero como venimos adelantando, Artabán jamás fue reconocido de manera oficial como uno más de los tres Reyes Magos de Oriente. Sin embargo, a lo largo de la historia se ha puesto en duda la existencia de estos personajes e incluso su número, pues en muchas representaciones, en su mayoría pictóricas, solo aparecían dos miembros, aunque en otras ocasiones excepcionales también pintaban a cuatro.
De todas formas, la historia de los Reyes Magos de Oriente no fue importante para la religión católica hasta el siglo III d.C., cuando se decidió añadirles el nombre de 'reyes'. Además, la palabra 'magos', que viene del latín, significa 'sabios', con la intención de considerar a estas figuras como tal y no como personas dedicadas al ilusionismo. Así pues, Artabán nunca ha llegado a ser reconocido de manera oficial porque su ofrenda no aparece en la Biblia, pero su leyenda se ha mantenido muy viva a lo largo de los siglos. En ello ha tenido mucho que ver el escritor estadounidense Henry Van Dyke, quien más ha conseguido popularizar el espíritu del cuarto Rey Mago gracias al cuento que publicó en el siglo XIX, dando su interpretación de los hechos a modo de relato.